–Con tamaña asimetría estructural entre el Brasil y Paraguay esa relación es muy difícil. Brasil es mucho más importante para el Paraguay, que Paraguay para el Brasil. No sé, no me gusta eso. Recordemos que no fue fácil la negociación de aquel acuerdo sobre la explotación de la represa de Itaipú en 2009, cuando el partido de derecha estuvo en contra. Fue durante el gobierno de Lula Da Silva. Ahora no creo que vaya a haber un cambio y que pueda significar una apertura en la cuestión de la renegociación del Tratado (para el 2023).
–Argentina es la primera en importancia, pero las embajadas de los países del Cono Sur son siempre muy relevantes. Con respecto al Paraguay, me parece que muchas veces el Brasil tiene una postura como la que se tiene hacia el pequeño. Es como decir “tenemos que darle una atención”.
–¿Cómo es eso del prestar atención al vecino chico?
–Es como: “hay que tratar de informar al Paraguay”. Recuerdo que una vez un diplomático brasileño dijo: “tenemos que informar al Paraguay, no podemos ignorarlo”. Casi como si fuese una manera de no ser descortés, aunque no somos iguales. Hay una cierta arrogancia, y eso no había con Lula. Paraguay aparece en la agenda (brasileña) cuando trae problemas: Itaipú, frontera, Ciudad del Este, contrabando, brasiguayos.
–¿Cree que cambie esto con el gobierno de Temer?
–No, creo que puede cambiar para lo peor. Con el PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña) no está claro lo que va a ocurrir. El partido de Fernando Henrique Cardoso tiene una crítica muy fuerte respecto de que con los gobiernos del PT, Brasil dejó de lado el punto de vista comercial y económico en su política exterior. Entonces, son favorables a una flexibilización del Mercosur, quitando la tarifa externa común, tornando más un área de libre comercio. Puede hacer eso, mas no creo que vaya a hacer otras cosas más. Por ejemplo, una profundización de la modificación del Tratado de Itaipú, ampliando más las demandas no atendidas de Paraguay. No creo que por ser más liberal la economía brasileña vaya a ser más pro Paraguay. Además, no tiene una visión de la región.
–¿Puede tener algún peso el que en territorio paraguayo hay una población de más de 400.000 personas con ascendencia brasileña? Los llamados brasiguayos.
–Ese es un tema permanente de la agenda, que es atendido cuando surge algún problema. Conozco poco del problema. Pero me parece que en el pasado era peor. No se trata de una minoría étnica, son tercera generación y están integrados al Paraguay. El tema es cómo integrar a esta población, que tiene que ser integrada. Percibí que ese tema es visto a partir de la visión de que supuestamente es una idea brasileña de ocupar la frontera. Y es una visión equivocada. No es así. Si leen ahora los documentos de los militares con relación a la frontera, verán que no es así. Sé que es visto como si fuese una estrategia de expansión de territorio por el Brasil para lograr un objetivo hegemónico de ocupación para protegerse de Argentina. Es la visión geopolítica antigua. Pero es una dimensión muy simbólica del tema, difícil de desmontar.
–¿Cómo ve la política exterior del Paraguay hacia el Brasil?
–Pienso que Paraguay tiene un pasado muy importante en la relación con el Brasil. Es como si hubiese unas reivindicaciones históricas que continúan en el presente. Es una visión que no sé si equivocada o no, pero es muy fuerte acá. El pasado está presente en las relaciones de hoy. Para el Brasil, esos son resentimientos del pasado. Muchas veces, esa lectura aparece. Sobre todo que se trae para el presente temas como la Guerra del Paraguay (Triple Alianza), que fue casi de exterminio. Para deshacer eso, debe trabajarse de ambos lados. Es absolutamente natural, porque fue algo que marcó mucho. Cuando las relaciones son muy asimétricas son muy difíciles de manejar en ambos lados. Por el lado paraguayo, el pasado está muy presente en las relaciones hoy, y Brasil es un país que siempre deja pasar, y mira para adelante. El Paraguay, al contrario de otros países, tiene más dificultad de diversificar sus relaciones, dado el peso brasileño en su economía.
–Un tema preocupante es la incursión y desarrollo de todo tipo de mafias en la zona fronteriza que comparten Brasil y Paraguay…
–Yo creo que ese tema podría ser tal vez más importante para una cooperación mayor entre Paraguay y Brasil, y sobre el que hay que hacer algo. El otro día leí que las armas vende Paraguay, y van para Río de Janeiro y São Paulo. Ese es un tema de seguridad pública. Es un tema crucial en el Brasil. Si no se hace nada, vamos a transformarnos no sé en qué. Hay que llegar no solo al gobierno, también a otros sectores de la sociedad. Hay que hacer algo. Tenemos que construir endógenamente capacidad de gestión y capacidad estatal en esa área. Eso es esencial para el futuro del Brasil.
–¿Ve preocupación ahora en ese sentido de parte de las autoridades?
–No, ahora no hay propuesta alguna. Toda el área de la cooperación policial tiene que empezar; y en el área académica. Hay muchas universidades que trabajan con seguridad pública. El problema de la inseguridad en la frontera común tiene muchas externalidades negativas que afectan a los dos países. Se puede establecer redes entre autores de la sociedad civil brasileña y paraguaya. No hay que esperar que solamente el Estado reaccione y detenga este fenómeno. Se tiene que entrar adentro de la sociedad, es un área que tiene muchos sectores involucrados”.
Entrevista por Susana Oviedo
Fontes: UltimaHora / Ultima Hora (Impresso)